Aunque cueste creerlo, algo está cambiado en el mercado de deuda. La rentabilidad del bono griego marca su nivel más bajo desde la aprobación del segundo rescate, la del portugués cae un 50% desde sus máximos anuales del 30 de enero y la española se mantiene estable al margen de todo lo que se pueda decir del país.
Con este escenario, no es de extrañar que los países se vuelvan a animar a buscar más financiación en los mercados y los inversores miren con mejores ojos a la deuda europea y,
en especial, la periférica. Así, este martes Grecia vuelve con una
emisión de 1.250 millones de euros en letras a tres meses, España
venderá hasta un máximo de 4.500 millones de euros con vencimientos en
12 y 18 meses, Portugal el miércoles y España y Francia, de nuevo, con
bonos a plazos más largos el jueves.
Y es que los expertos empiezan a ver el principio del fin de una crisis de deuda que
dura ya casi tres años y que ha vivido su momento más crítico hace tan
sólo tres meses, cuando la amenaza de un colapso de España amenazaba con
hacer saltar por los aires a toda Europa. “El punto de inflexión fue
cuando Draghi dijo que el euro era irreversible”, asegura Alberto
Matellán, director del departamento de Estrategia y Análisis de
Inverseguros. “Y la situación no se torcerá, en tanto que esta tendencia
de que el camino es la unión no cambie”.
De esta manera, en las últimas semanas hemos visto noticias negativas sobre España, desde bajada de previsiones del Fondo Monetario Internacional, recorte de rating,
Presupuestos cuestionables, test de estrés de los bancos que se han
puesto en entredicho, amenazas independentistas, rescates de Comunidades
Autónomas... que el mercado ha ignorado. “Antes vivíamos una tendencia
negativa con saltos positivos y ahora estamos viendo una tendencia positiva con saltos negativos”,
explica Matellán que defiende que de aquí en adelante lo que se pueden
vivir son sustos puntuales. “En el momento en el que Europa unida
afronta la situación, el mercado lo tiene difícil para atacar a países
concretos”.
De hecho, hasta
Alemania ha cambiado su discurso respecto a Grecia. Sin ir más lejos,
este mismo fin de semana, el ministro de finanzas germano, Wolfgang
Schaeuble, ha asegurado que Grecia no puede quebrar y advirtió
que si Atenas sale de la Eurozona no sólo afectará a toda la región,
sino en contra de lo que puedan pensar, a los propios griegos. "Creo que
no se producirá la quiebra del Estado en Grecia", ha asegurado el
mandatario en Singapur en un encuentro con empresarios.
“Parece
que se respira una cierta calma positiva, esperando a que llegue una
noticia sólida a la que agarrarse, porque, de momento, todo está sostenido con buenas palabras”,
asegura Javier Neiderleytner, profesor de IEB. Y es que una de las
claves ha sido el cambio de lenguaje en el BCE, de más académico de Jean
Claude Trichet, a Mario Draghi, que dice a las claras a los políticos
lo que tienen que hacer. “Estamos viendo que una cosa es lo que hagan
los países y otra como afecte a las economías y, en este punto, el
mercado ahora prefiere mirar para otro lado”.
No obstante, aunque las bases de la solución de la crisis se han puesto,
quedan muchos, demasiados, asuntos en el aire. “Lo que había venido
generando toda la expectación fue la Cumbre de junio y la unión bancaria
y luego Alemania, Holanda y Finlandia mandaron una carta menoscabando
ese acuerdo”, explica José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney,
que entiende que este bypass de los mercados es solo una tregua a
la espera de que realmente ocurra algo. “Parece que hay cierto
optimismo, pero cuando miras los hechos, esto no es así. Por ejemplo,
Grecia, incluso España… son mercados muy estrechos y cuando entran dos
hedge funds baja la prima”.
En
este sentido, el experto considera que la cumbre del próximo jueves y
viernes de esta semana, aunque informal, es muy importante para que
salga un acuerdo contundente después de tanto cruce de declaraciones que
se ha venido viendo últimamente.
Y es que, a pesar de la reviente inyección de optimismo, lo cierto es que la base de los inversores de bonos no las tienen todas consigo de
que la situación pueda volver a descarrilar cuando no se desprenden de
la deuda alemana que compraron como refugio. “Esa es la parte del
estrechamiento del spread que falta”, aseguran a Cotizalia.com fuentes
del mercado.
“El mercado
está muy rápido y si hubiera alguna noticia por parte del BCE que
pudiera retrasar el programa de compra de bonos en caso de que España
pidiera de una vez por todas el rescate, esto actuaría como
desencadenante de una espiral”.